miércoles, 16 de julio de 2014

Dormir II

La noche simplemente siguió. Yo logré dormir. Y el día llegó, y la rutina comenzó. 
Ese día sabía que era preferible la rutina, ese día elegía seguir trabajando, no volver a casa. Era consciente de lo que me esperaba a la noche. No tuve opción: me abrigué y salí a la calle. Era un día frío, el viento me pegaba en la cara y me hacía lagrimear. Aunque ahora que lo pienso, tal vez las lágrimas no eran por el viento. Seguí caminando, dejé atrás la oficina, los papeles, los jefes. Me tomé el colectivo de siempre, con el chofer de siempre, no me pude sentar porque a esa hora el bondi va lleno, así que me quedé parada y me puse a leer un apunte. ¿Bourdieu? ¿Foucoult? ¿Qué estoy leyendo? ¿Cómo puedo pretender concentrarme en esto cuando sé lo que me espera hoy? Olvidate, guardé el apunte y miré por la ventana. 
Llegué a la puerta del edificio, saludé al portero y subí al ascensor. La casa estaba igual que siempre, pequeña y sin mucha vida. No me quejo, me gusta mi casa, es chica, pero si fuese más grande, me sentiría más sola. Puse a hervir arroz y me entregué a la masa social en la que cientos de personas interactúan detrás de una pantalla, cada uno entre sus cuatro paredes. Todos ellos se proclaman como "amigos", me confunde. Pero es necesario que siga el protocolo dictado por la sociedad y me conecte a esta red alguna vez en el día. ¿Y que mejor momento que este? 
Se pasó el arroz, está horrible y le falta mayonesa. Pero lo voy a comer igual, si tan solo es para no rendirme a ir a la cama sin comer. Hoy ya no importan los sabores, los colores, las sensaciones. Porque hoy todos los sentidos se concentran en percibir una sola cosa, en percibirlo a él. 
Si me duermo rápido puede que no venga. No.. ¿A quién quiero engañar? Si le dejé las puertas abiertas, lo estoy esperando. Me voy a lavar los dientes, así ya me acuesto, que cuanto antes, mejor. 
Me acosté como cada noche, con las luces apagadas pero la pantalla del teléfono encendida, interactuando con gente que casi no me conoce. Mi rutina es esa, sumergirme en las redes sociales hasta conciliar el sueño, momento en que el celular cae de mi mano y queda a un costado. Es triste mi rutina después de que te fuiste. Pero hoy por lo menos se que vuelve el monstruo de mis sueños, y ayer me adelanto que está vez se personificaría en vos. Así que te voy a ver, será como ver una foto de tu imagen distorsionada por él, pero seguirás siendo vos y eso me reconforta un poco.