domingo, 3 de agosto de 2014

Fantasma

De pronto ese fantasma apareció nuevamente, si, ese que la estremecía de miedo, nostalgia, tristeza y no sé que más. Volvió un domingo, ¿que otro día sino? Todos los sábados terminan finalmente en domingos, y ese sábado había sido muy largo, parecía que realmente no terminaría nunca. Ella tranquila, feliz, sentía que por fin, este era el sábado eterno. Pero no, sus angelitos se acuartelaron, no pudo evitarlo. 
Sonó el timbre; "ya bajo". Temblaban las piernas, las manos y las tripas, bajó en el ascensor. Pidió que el calendario se equivoque, pero eso no pasa nunca. Mientras bajaba pensaba en que otra vez no se trajo sus alas, ni su aureola, ni su forma blanca de caminar como en aquella noche corrosiva en que él se convirtió en fantasma. Esa transición fue ciencia y ficción, ella perdió el conocimiento, amaneció el domingo con tal resaca y una mochila tan pesada.. Él se había ido, para siempre, pero no del todo. Pasó a ser un fantasma que rondaba siempre a su alrededor o guardado en su mochila o mimetizado con ella.
Llegó a planta baja y ahí estaba. Tenía otra forma, pero era él. Volviendo. Abrillantando sus pupilas. Lo recibió con un abrazo, ¿qué más podía hacer? "Vení, pasá, subí, qué haces, tanto tiempo?" Ella sabía que no era sano volver a él, pero ella nunca estuvo del todo sana, ni del todo mal.